GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
EL MAESTRO DEL PERIODISMO
El sí es un Periodista, el sí sabe que significa serlo, el sí conoce esa pasión insaciable. “Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz”.
Gabriel garcía Márquez nunca se dejo seducir por otra cosa que no fuera lo que el quería hacer y ese precisamente ha sido el secreto y el éxito de su felicidad. Podría describirse como alguien decidido y dedicado a lo que siempre le ha gustado hacer, contar historias.
Desde sus primeros momentos como periodista siempre fue muy constante en su trabajo, se volvió un fanático del oficio. Pasaba la mayoría de su tiempo consagrado a su trabajo. Llego un momento en que su vida giraba en torno al periodismo, ya que sus amigos, los lugares que visitaba y los temas de los que hablaba eran siempre del oficio mismo.
Su pasión por la redacción, su desaforada imaginación y su esforzada disciplina hicieron de el un profesional extraordinario, que se atrevió a proponer fusionar la literatura con el periodismo. Algo que se aventuraría a demostrar mas adelante con la historia de un naufrago.
El periodismo se convirtió en un vicio las 24 horas del día en las que cumplía con la labor de la redacción, pero una labor a la que siempre le encontró el mayor de los gustos, satisfacciones y complacencias.
“Gabo” era un aficionado a la lectura, pues creía que “la misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural”; también era un gran observador, él cuenta que cuando trabajaba como reportero se iba a los lugares, observaba muy bien a su gente, tomaba notas en una libreta y al volver lo escribía todo, recreando la memoria.
Para el periodista y escritor el reportaje era uno de los géneros más exquisitos para escribir. “El reportaje era para mí un género literario. Yo llegué al periodismo con vocación y aptitudes de escritor. Lo que hice fue aplicar al periodismo las mismas técnicas de la literatura”.
Hoy en día consideramos y recordamos a Gabriel García Márquez como “El amigo de los poderosos”, “El maestro de por lo menos tres generaciones de periodistas” y después de muchos años reconociendo sus incontables esfuerzos y su gran compromiso con el periodismo me atrevería a comentar que éste veterano escritor y periodista esta muy celoso del periodismo que en estos momentos se hace.
Gabo ha expresado muchas veces la falsa concepción que hoy día muchos tienen sobre el periodismo. Confiesa que la mayoría de periodistas creen ser periodistas cuando ni siquiera conocen los ingredientes de este oficio.”En periodismo, la ética es inseparable de la técnica, como el zumbido del moscardón”.
Recuerda con nostalgia la maravillosa manera de cómo se aprendía el periodismo en su época. Expresa que hoy hasta su nombre se ha perdido para llamarse “Comunicación Social” o “Ciencias de la Comunicación”.
El amor de García Márquez por el periodismo es inmenso, el propio Gabo ha dicho que el periodismo es la profesión más bella del mundo. Un amor que lleva en su corazón y un recuerdo que yace en su memoria.
Por: Daniela Álvarez
EL MAESTRO DEL PERIODISMO
El sí es un Periodista, el sí sabe que significa serlo, el sí conoce esa pasión insaciable. “Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz”.
Gabriel garcía Márquez nunca se dejo seducir por otra cosa que no fuera lo que el quería hacer y ese precisamente ha sido el secreto y el éxito de su felicidad. Podría describirse como alguien decidido y dedicado a lo que siempre le ha gustado hacer, contar historias.
Desde sus primeros momentos como periodista siempre fue muy constante en su trabajo, se volvió un fanático del oficio. Pasaba la mayoría de su tiempo consagrado a su trabajo. Llego un momento en que su vida giraba en torno al periodismo, ya que sus amigos, los lugares que visitaba y los temas de los que hablaba eran siempre del oficio mismo.
Su pasión por la redacción, su desaforada imaginación y su esforzada disciplina hicieron de el un profesional extraordinario, que se atrevió a proponer fusionar la literatura con el periodismo. Algo que se aventuraría a demostrar mas adelante con la historia de un naufrago.
El periodismo se convirtió en un vicio las 24 horas del día en las que cumplía con la labor de la redacción, pero una labor a la que siempre le encontró el mayor de los gustos, satisfacciones y complacencias.
“Gabo” era un aficionado a la lectura, pues creía que “la misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural”; también era un gran observador, él cuenta que cuando trabajaba como reportero se iba a los lugares, observaba muy bien a su gente, tomaba notas en una libreta y al volver lo escribía todo, recreando la memoria.
Para el periodista y escritor el reportaje era uno de los géneros más exquisitos para escribir. “El reportaje era para mí un género literario. Yo llegué al periodismo con vocación y aptitudes de escritor. Lo que hice fue aplicar al periodismo las mismas técnicas de la literatura”.
Hoy en día consideramos y recordamos a Gabriel García Márquez como “El amigo de los poderosos”, “El maestro de por lo menos tres generaciones de periodistas” y después de muchos años reconociendo sus incontables esfuerzos y su gran compromiso con el periodismo me atrevería a comentar que éste veterano escritor y periodista esta muy celoso del periodismo que en estos momentos se hace.
Gabo ha expresado muchas veces la falsa concepción que hoy día muchos tienen sobre el periodismo. Confiesa que la mayoría de periodistas creen ser periodistas cuando ni siquiera conocen los ingredientes de este oficio.”En periodismo, la ética es inseparable de la técnica, como el zumbido del moscardón”.
Recuerda con nostalgia la maravillosa manera de cómo se aprendía el periodismo en su época. Expresa que hoy hasta su nombre se ha perdido para llamarse “Comunicación Social” o “Ciencias de la Comunicación”.
El amor de García Márquez por el periodismo es inmenso, el propio Gabo ha dicho que el periodismo es la profesión más bella del mundo. Un amor que lleva en su corazón y un recuerdo que yace en su memoria.
Por: Daniela Álvarez
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